- Atado a un cuerpo de muerte.Durante el período imperial el soldado romano era propiedad del Estado. Su paga era buena y contaba con el servicio médico imperial. Después de 25 años de servicio el Estado le daba una parcela de terreno para su retiro y le seguía dando su paga mensual hasta su fallecimiento. Al morir el Estado se ocupaba de todo. Si era asesinado en tiempo de paz, el Estado se encargaba de su venganza. Esta venganza era bárbara y ejemplar. El asesino era atado desnudo con gruesos alambres al cadáver del soldado. Lo ataban con tanta fuerza que el alambre se incrustaba en la carne llegando hasta el hueso. Esto causaba una posterior infección. El asesino y su víctima eran colocados en una fosa abierta. Este martirio podía durar semanas. Finalmente al morir el asesino de hambre de sed de infección y de repugnancia se cubrían sus cuerpos con tierra.
El apóstol Pablo conocedor de este castigo se siente él también atado a un cuerpo muerto. Y en su carta a Romanos capítulo 7 verso24 dice (que se siente atado a un cuerpo muerto), porque su cuerpo no reacciona a los impulsos de su corazón de servir a Dios y exclama:“¡Miserable de mí¡ ¿ Quién me librará de este cuerpo de muerte”?
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